
Prolijidad, potencia, humildad y agradecimiento fueron las claves de Megadeth en el Luna.
Megadeth es sin duda la banda internacional más argentina del metal. Es una de esas bandas ramoneras, que tienen que volver a presentarse en el país pase lo que pase, a pesar de que su éxito discográfico haya pasado su auge. Sus últimos discos desde “Risk” (1999) hasta este último que vinieron a presentar “United abominations” (2007) no han cambiado demasiado las cosas pero se sostienen por la fuerza del colorado Dave Mustaine que hace de la banda su proyecto solista.
Una hora antes que Megadeth estuvieron los Horcas sobre el escenario. Banda que tiene el legado de V8 y no reniega de eso, sino que se hace cargo y que reinterpretan “Destrucción”, el clasiquisimo tema de V8, desde un lugar y un contexto muy diferente. Gran parte del público disfrutó con Walter Meza y los suyos que dieron un show prolijo. Sonaron además del mencionado cover “Asesino”, “Esperanza” y “Argentina” entre otros.
Ya en los primeros tres temas, que empezaron potentes pero fríos, se disparó una artilleria escénica demoledora. Batería, dos guitarras y un bajo juntos como una maquinita. El colorado en el centro, cantando medio bajito y casi sin separar los dientes, escupía cada frase de “Sleepwalker” del último disco y clásicos como “Take no prisioners” y “Wake up dead”.
Después de la primer tanda temas el colorado recibió sus primera ovación cuando agradeció al público mientras se inclinaba a un Luna lleno de sudor metalero. De ahí en más el pulso del show no bajó y ya con los motores calentados tanto el bajista James LoMenzo y guitarrista Chris Broderick se daban el lujo de agitar y practicar típicos mohines escénicos, aunque lo más importante es que ejecutaban muy bien los cláicos y los temas más nuevos.
Fue en los clásicos “Hangar 18”, “Tornado” y “Sweating bullets” que Mustaine se lució por ese modo particular de cantar, por el formato de esos temas y por esa particular forma de caminar por el escenario, como a los saltitos. Momentos que la gente sintió suyos. Locura total para “Symphony of destruction” donde encaja perfecto el grito de batalla de la gente para la banda, “She Wolf” “Peace sells” y “Trust” con una parte en castellano conmovedora, toda una declaración de amor. Y esto fue lo más destacable, su presencia escénica y el poder de la banda en vivo, porque si vuelven todos van a volver a llenar el Luna Park.
Eduardo H. Dursi / Juan.S.Sztark
vuenosairez
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