El quinteto ofrece nuevas canciones que no se corren de lo esperable. El CD tiene buenos momentos y muestra a un Adrián Barilari cantando cada vez mejor.
EDICION IMITA A UN LIBRO DE TAPA DURA, CON UN MEDALLON INCRUSTADO EN EL CENTRO.

Pero aunque los Rata Blanca saquen pecho, también asumen que la supuesta "verdad inalterable" del rock es contraproducente. Si en una entrevista reciente se quejaban de las críticas inmediatas a cualquier intento de evolución dentro del metal, en Cuando hoy es ayer bajan los brazos con letra autorreferencial que habla de camarines vacíos, de la ronda de bares post show y de quedarse estancados: A los bares vamos a buscar que la noche se mantenga igual. Aunque un pájaro te dé a entender que hoy es hoy, aunque te aferres al ayer.
La edición de lujo de El reino olvidado emula a un libro antiguo de tapa dura, con runas en un medallón metálico incrustado en la tapa -entre Led Zeppelin y La historia sin fin- y resulta el marco ideal para la temática de caballos, bosques, punteos rápidos de guitarra y tipografía gótica. Pero si su antecesor, La llave de la puerta secreta -esa vez, con una llave pegada en la portada- rompía el hilo sugiriendo una crítica demasiado explícita a Los Redondos (en El gran rey del rock and roll), ahora rozan lo frívolo chillando contra el aparato Tinelli (No me importa la ilusión que compró la sociedad, hoy bailando por sus sueños que pretenden encontrar, de Si eres...). Hay desánimo adolescente en No es fácil (ser vos), hay fraseos que recuerdan viejos temas como Talismán y sus yeites mujeramantescos, hay metal destilado del bueno como en El reino olvidado o El círculo de fuego.
Adrián Barilari ya no insiste con proezas vocales y se muestra cantando cada vez mejor. Walter Giardino, la otra cabeza de Rata, abunda en homenajes guitarrísticos: mientras el heavy metal clásico fue siempre su inspiración, hoy coquetea con riffs con olor a Los Angeles. Y va al extremo, por ejemplo, al convertir su Diario de una sombra en una versión criolla de Sex Type Thing + Down de Stone Temple Pilots.
Guillermo Zaccagnini /clarin
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